BODAS DE ORO DE TUS ABUELOS

Esta es una entrada que debería haber realizado hace un mes, pero en fin más vale tarde que nunca. Las bodas de oro de matrimonio de tus abuelos paternos.

Aunque inicialmente se pensó en algo íntimo (solo hijos) al final y para el deleite de los abuelos fue mucha más familia y amigos que la inicialmente prevista.

En términos generales te comportaste bien.
Te reencontraste con tus primos a los que usualmente no ves. Antes de la fiesta los varones empezaron a jugar en sus laptops y tu entrometida estabas detrás de ellos mirando que hacían.

Viste a tu primita Mariana, la cual no entendía alguno de tus comportamientos, la pobre se la paso sufriendo preguntándome porque no querías jugar con ella, inclusive en algún momento la pellizcaste para quitarle unos carritos que encontraron y que ella cogió primero.
Por breves momentos jugaron, pero el que permitía que ambas se divirtieran juntas fue Roky (el perro de la tía Luisa).

Después vinieron las fotos de las cuales no participaste muy a gusto, porque tu interés mayor era Roky. Cuando el tuvo que ser llevado al patio trasero, tú te paraste en la puerta contigua al patio, cuando te diste cuenta que tú no ibas a poder abrirla, me llevaste hacia el y me dijiste: Quiero Roky, por favor mamá, abre puerta; la petición se extendió por 5 minutos hasta que ¡¡¡albricias!!! Te fijaste en un plato que contenía los recuerdos, estos inicialmente estaban muy bien acomodados pero tú lo sacaste y claro los empezaste a poner en fila. Pero a los 3 minutos el inicio de la fiesta te sacó de ese comportamiento “inadecuado”.

Ya en la fiesta, ibas de un lado a otro y lo que te encantó fueron los mariachis, fuiste un espectáculo aparte. Casi al finalizar dos de tus primos Frank y Fabio musicalizaron un poema que el abuelo le dedicó a la abuela cuando eran enamorados. Una vez terminada la canción corriste a coger sus guitarras.

Cabe destacar que por primera vez te pusiste un gorro, cuando te dieron uno simplemente pensé que mirarías la figura y lo desecharías, pero no; viniste hacia mi y me dijiste: poner gorro.
Ya cuando el aburrimiento mellaba tu buen comportamiento, mamá saco tu pizarra mágica bajo la manga y así terminaste la noche e iniciaste la madrugada. Cuando nos íbamos a casa en el carro, tú te acostaste en mis brazos; mientras el reloj marcaba las 3 de la mañana.

Tome muchas fotografías pero solo he puesto en el álbum algunas fotos donde tu apareces.

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