viernes, 27 de febrero de 2009

APAGA EL MAR


Me has dicho esa frase tantas veces, mientras tapas tus orejas con tus manitas, cierras con fuerza tus ojos, enroscas tu cuerpo como un caracolito y emites sonidos de dolor.
Es cierto vivimos frente al mar, pero su sonido que para mí a veces es casi imperceptible, a ti te causa mucho sufrimiento. Trato que tu dolor físico no nuble mis pensamientos, ya que debo pensar como cambiar tu atención de ese estimulo que no veo, oigo o siento. Te abrazo fuerte, tú te pegas a mi regazo como queriendo volver a mis entrañas.
Te canto o te cuento un cuento y poco a poco tratas de dormir, casi siempre ayudada por medio gramo de melatonina que te permite con mayor facilidad conciliar el sueño. Poco a poco vas bajando tus manitas, enderezando tu cuerpo y entras a ese sueño profundo que desde hace no mucho, disfrutas.
Y entonces empiezan mis cavilaciones, me acuerdo de lo escrito por Temple Grandin (persona con autismo de alto funcionamiento)
”Un niño con autismo cubrirá sus orejas porque ciertos sonidos hieren sus oídos. Es como una reacción de sobresalto excesivo. Un ruido súbito (igual que uno relativamente débil) a menudo hará que su corazón galope o corra”.
Y me pregunto como te ayudo. Y surgen los pendientes, la prueba de potenciales evocados auditivos, que es importante, pero después de una evaluación de prioridades no fue catalogado de “urgente”. Estas últimas noches cambio de categorización
Entrenamiento auditivo o entrenamiento para la integración auditiva (método Tomatis, Guy Bernand, etc), no hay en el país, fuera de él; por ahora inalcanzable económicamente.
Estimulación auditiva, en cantidades industriales, pero al parecer todavía insuficiente.
Si Mika, tu sensibilidad auditiva es uno de tantos frentes donde tenemos que pelear, pero allí estamos, en primera en fila.

miércoles, 18 de febrero de 2009

FIESTA DE CUMPLEAÑOS



El sábado pasado volvimos a ir a una fiesta de cumpleaños y te comportaste maravillosamente.
Por mucho tiempo te evite las fiestas de cumpleaños, solo fuimos a aquellas donde la disponibilidad de tiempo y el cariño fueron la razón principal para asistir. Es que aún tienes dificultad para procesar algunos sonidos, y por ello, para ti es una tortura cuando la gente aplaude y canta la canción del cumpleaños.
Antes de salir de casa te comenté donde iríamos, incluso para asegurarme que entendieras cante una pequeña estrofa del “cumpleaños feliz” y tu respuesta fue “no quieres” (que en tu lenguaje significa “no quiero”). Pero hemos aprendido que no hay que huir de las dificultades sino enfrentarlas.
Nos embarcamos en la travesía, cruzamos medio Lima y llegamos al lugar de la fiesta, en honor a la verdad las instalaciones eran adecuadas, un salón amplio con muchos juguetes, un salón de lectura con muchos cuentos, un jardín con columpios, subibajas, caballito mecedor, etc.
Apenas miraste los animales, te fuiste a jugar con ellos. Como siempre no faltaron los comentarios como: “es muy independiente”, “mira pone en fila los muñecos”, “no hace caso porque esta absorta en los juguetes”; en fin hija son conductas que ya no me molestan, son parte de tú condición y he aprendido a respetarlas y hasta disfrutarlas.
Luego se inició el show, la música que acompaño la animación no fue estridente, te mantuviste a una distancia prudencial y desde allí disfrutaste el teatro de títeres de Barney y sus amigos. Pude constatar que entendías las preguntas que la animadora hacia, aunque eran preguntas que tú ya conoces, (¿como hace la vaca? muu; ¡como hace el cerdo? oik, oik), respondías despacito y buscabas mi cara para demandar mi aprobación. Yo te sonreía y meneaba mi cabeza en señal de afirmación. En un momento te olvidaste que yo estaba en tu izquierda y giraste hacía la derecha, cuando te percataste que no era yo, giraste nuevamente tu carita hacia la izquierda, buscándome. A eso Mika, los terapeutas lo llaman interacción, para mi se llama felicidad.