
Así te llamó tu profesora en la primera clase de natación que tuviste la semana pasada.
No fue fácil decidir donde llevarte, porque en este país no existe hidroterapia (propiamente dicha) y las clases particulares están carísimas o de lo contrario debes tener una piscina/pileta en casa.
Así que debía ser (sin más remedio) clases grupales y sin la compañía de mamá y papá.
Eso a la vez me causo preocupación y sobre todo mucha expectativa, ya que era una forma de ver como te desenvolvías sola. Así iniciamos la búsqueda, gracias a un dato de Magali mamá de Manu, llegamos al lugar elegido.
Un sábado antes de iniciar lo fui a conocer y sobre todo a hablar con la que seria tu profesora, la verdad no le dije cual era tu diagnóstico, solo le dije que tenías problemas de integración sensorial, lenguaje y atención. Inclusive le plantie la posibilidad de conocerte primero. Pero ella me dijo que no había problema, que ella incluso antes había trabajado con niños especiales. Realmente eso me tranquilizó.
El jueves fue papá a matricularte y a probarte los gorros de natación, cuyo uso es requisito indispensable. Me comentó (papá) que entraron a las instalaciones y te puso el gorro el cual aguantaste puesto no más de 5 minutos. Ya en casa ambos coincidimos (después de varios intentos frustrados) que iba a ser imposible que te lo pusieras. Así que como último recurso pensé en ir hablar con el administrador para que en tu caso hiciera la excepción, previa explicación de las causas que hacia imposible que te lo colocarás.
El sábado fuimos a tu primera clase. Al ver las piscinas tus ojitos se iluminaron, en ese instante de fascinación aproveche en ponerte el gorro, al primer intento de querértelo sacar de dije: Si no te pones el gorro no entras, ante mi algarabía lo aceptaste de muy buen gusto y así entraste a la piscina.
Te comportaste como una sirenita en el agua, caminabas para adelante y para atrás, saltabas inclusive de un solo pie, en general disfrutaste como nunca. Poco te importó que muchas veces la profesora te echara choros de agua en la cabeza, que te cayeras dentro del agua desapareciendo totalmente ante la vista de todos (mientras mamá desesperada empezaba a gritar) y tras algunos segundos la profesora te sacará sosteniéndote de uno de tus brazos. O premeditadamente te zambullera también por algunos segundos.
Después de la emoción de los primeros diez minutos, cada cierto tiempo venias a mirarme y te diste el lujo de decirme quiero hacer pichi. Corrimos al baño y volvimos sin ningún inconveniente.
Se evidenciaron dos cosas que debemos mejorar, a veces la profesora te da indicaciones y como tu no le obedeces ella desiste. Le voy a tener que decir que tiene que ser un poco inflexible y que si no cumples la orden te diga que te sacará de la piscina. Pero después me di cuenta que en algunos casos pasaba lo mismo con algunos niños regulares. Supongo que como era primer día de clases era más una clase de aclimatamiento. Y otro el hecho que no quieras salir de la piscina/pileta, e inicias un conato de berrinche y cual por ejemplo este sábado término cuando te dije: si lloras no vuelves más. Creo que en esto último necesitas que previamente te vaya advirtiendo que ya vas a salir.
En el siguiente álbum están las fotos que pude tomar los primeros 20 minutos, porque para variar se me termino la batería (que falta de previsión hija) es que fui con muchos temores, pero olvide lo fundamental: que debo de creer en TI.