Este es el primer post como colaboradora en Padres de Hoy:
Durante estos casi 6
años y medio que mi hija tiene el diagnóstico de autismo, he tenido que
comunicarlo varias veces. No es que vaya pregonándolo a diestra y siniestra, lo
hago cuando sé que el conocimiento de su condición va a redundar positivamente
en ella, o cuando siento que se hace necesario concientizar sobre el tema
Cada vez que lo digo,
siento en mi interlocutor (que no esta vinculado al mundo de la discapacidad) cierta
perturbación, algunos no saben que decir, otros me rehuyen la mirada y también
hay quienes cambian de conversación. Claro que hay gente que pregunta, unos de manera acertada y correcta,
mientras que otros hacen referencia a mitos que se han tejido alrededor de esta
condición y a los usos inadecuados que se le da al término.
Me imagino que para el
común de la gente es difícil procesar que alguien hable sobre ese tema tan
“suelta de huesos”, sin adornos, ni remilgos y sobre todo sin un ápice de autocompasión o vergüenza.
Con respecto a los
mitos me refiero a que algunos todavía piensan que las personas con autismo “no tienen sentimientos”, “viven
en su mundo”, “que todos tienen discapacidad intelectual” y aquellos que
piensan que es lo mismo decir niño autista que niño con autismo (*)
Es entonces que hago memoria y recuerdo que era para mi la discapacidad hace exactamente 8 años. Definitivamente era un tema muy lejano en mi vida, impensable mientras hacia planes para el futuro. Jamás use esa frase casi cliché: No importa el sexo de mi hijo, lo único que quiero es un niño sanito, porque además de querer con todo mi corazón tener una hija mujer daba por hecho que sería una niña “sana” (entiéndase sin discapacidad).
Finalmente uno siempre desea lo mejor para su hijo y para el común denominador la discapacidad es algo malo y diametralmente opuesto a lo que consideramos felicidad.
Comprender que la condición de mi hija no estaba reñida con la felicidad fue todo un proceso. Un proceso nada fácil, hubo (y hay) mucho desgaste, mucho esfuerzo, muchas complicaciones, pero entendí que la visión positiva no depende del tipo de discapacidad o si esta es severa o leve, sino de nuestra actitud frente a la vida.
(*)Emplear la fórmula "persona con autismo" en lugar de utilizar simplemente la palabra "autista". De esta forma, se está poniendo de relieve la condición de persona, con sus características y diferencias, independientes del autismo.
2 comentarios:
Bellísimo tu escrito Rosio y conmovedor. Muchos cariños y adelante! Que queda mucho camino por recorrer.
Carmen:
Gracias por tus palabras, si de verdad que queda mucho camino por recorrer, cada día un nuevo desafío por enfrentar y una hija con quien disfrutar de la vida.
Cariños,
Rosio
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