
La semana pasada fuimos con Mika a recoger un libro de la casa de mi mamá, bueno no específicamente de su casa, sino que ella (mi mamá) había dejado el libro al vigilante de la cuadra para que me lo entregará. A una cuadra de la casa Mika se dio cuenta hacia donde nos dirigíamos y empezó a decir: mamá no quiero ir a la casa de la mamá Hildita por favor, por favor (me repetía insistentemente) y no porque no se sienta cómoda en ese lugar sino que asume que papá o mamá la dejará en esa casa (como hacemos una vez a la semana) y nos iremos como casi siempre a trabajar.
De nada valió que le dijera que no iríamos a la casa sino solo a la caseta de vigilancia, finalmente tuve que cargarla porque ella me jalaba hacia otra dirección. Cuando ya tenía el libro le dije que ya nos teníamos que ir a la casa y me dijo no quiero, quiero ir al parque (es que hay un parque a una cuadra, donde recientemente han puesto juegos para niños). Como casi nunca puedo llevar a Mika al parque accedí de buen agrado y nos fuimos al parque, a unos metros pude visualizar que había una gran cantidad de niños y por lo que pude deducir Mika ya conocía los juegos porque me pidió específicamente ir a uno. Me dio gusto ver a Mika subir y bajar por todos lados sin ninguna dificultad (impensado hace algunos años porque sus problemas motrices eran más que evidentes), imitaba todo lo que los niños hacían incluyendo el subir por el tobogán y bajar por la rampa (todo lo contrario a lo que se debe hacer).
También me dio gusto ver que con una simple indicación respeta turnos y ahora defiende en algo su posición en la fila (antes dejaba sin ningún problema que un niño se pusiera por delante de ella, así a ella le tocara el turno). Tampoco ya no hace berrinche cuando no le permitimos coger una bicicleta o una patineta que no es suya, ahora señala la bicicleta y dice eso es del(a) niño(a).
Finalmente dejo de jugar y se fue a ver las flores y allí encontramos un grupo de niñas (8 a 9 años) ellas estaban muy ocupadas metiendo pétalos de flores en algunos envases de gaseosas, los cuales los habían llenado de agua. Mika se entretuvo mirando e intentando ayudar a las chicas, inclusive nos pidieron a Mika y a mí que cuidáramos sus botellas mientras ellas se iban a comprar golosinas en la tienda. Mientras ellas estaban en la tienda Mika empezó a buscar pequeños troncos, ramitas, hojas y flores y las empezó a arreglar como si fueran pequeños cuadros, hubiera querido tomarles fotos porque todos los pequeños arreglos tenían mucha simetría y la combinación de los colores era espectacular. Las niñas regresaron y la mamá que las acompañaba se acercó al grupo y les comunicó que ya se tenían que ir; a las niñas esa noticia no les resultó de buen agrado y a regañadientes partieron del parque.
A los cinco minutos las veo regresar (me asombra porque la mamá insistía en la urgencia de retirarse), las niñas se ponen cerca mío y empiezan a conversar mientras que la mamá se acerca apresurada a un grupo de madres con expresión de asombro y escándalo..
¡Qué barbaridad, viste ese chico como se puso a orinar en el árbol, se bajo su pantalón y se le vio el pene!...dice una, ¡Qué horror yo me asuste mucho!...dice otra. Pero una más sensata replica: Es que es un niño… un niño especial. Pero donde está su mamá que le deja hacer eso…eso está muy mal, dice la primera. La niña que dice que es un niño especial vuelve a intervenir….seguramente se escapo de su mamá. En el lapso de aquella conversación veo al niño en mención, ya no es un niño es casi un adolescente y definitivamente es una persona con diversidad funcional, es alto y algo gordito; habla atropelladamente y no se le comprende mucho porque su pronunciación no es buena, se acerca demasiado a las personas y las toca, la mayoría se aleja… solo un señor que esta con su niño no se mueve y él se acerca y le toca efusivamente la barriga que por cierto la tiene bien pronunciada. Pienso que es un familiar pero el señor no responde, casi lo ignora lo que me hace dudar que tenga algún vínculo familiar con él…
No logro ubicar a ningún familiar, al menos alguien que este al pendiente de sus acciones. Pero a su vez no dejo de pensar en el futuro de Mika en la necesidad de que comprenda las reglas sociales y las incorpore en su diario vivir. Todavía no es fácil ella (aún) no entiende ni siente lo que es la pudor y la vergüenza (sentimiento que ya conocen los niños a su edad) y por ahora sigue teniendo actitudes que lindan en la aceptación y la desaprobación. En fin son nuevos retos que van apareciendo en el camino y que ya empezamos a trabajar.