Hace ya algún tiempo te ha dado por evitar a toda costa que se prendan las luces, lo que desbarataría tu supuesto temor a la oscuridad. Después de analizar en que se basaba ese nuevo temor llegamos con papá a la conclusión que era tu miedo a que anocheciera.
Es que el anochecer significa algunas cosas más allá que la propia oscuridad, suponemos que es el hecho de dormir aunado a quedarte sola en tu cuarto.
Por ello cada vez que alguien prende las luces, tú te pones nerviosa y pides a gritos apagarla. Bueno en el día no había problemas, pero en la noche si, eso se convertía en una peleita de algunos minutos donde al final tu quedabas llorando porque no se hacia tu voluntad. Además porque en este mundo del siglo XXI se hace imposible realizar actividades sin la dichosa luz eléctrica.
Hasta que para nuestra suerte empezó el verano y como desde nuestro pequeño departamento tenemos una vista privilegiada al mar, se nos ocurrió decirte que cuando el sol ya se ocultaba era imprescindible prender las luces, porque el ya se tenia que ir a descansar.
Ahora este hecho se ha convertido en todo un ritual, cuando el sol esta casi a nivel del mar tu te quedas prendida a la ventana y le empiezas a gritar: “adiós señor sol”, apenas este desaparece del horizonte tu vas corriendo y empiezas a prender TODAS las luces del departamento (bueno te fuiste al otro extremo).
Pero en el día y antes que el sol se oculte no lo permitas, esto se nos complica porque la luz del baño si o si la tenemos que prender porque en el sitio donde se encuentra esta pieza no entra luz natural y si uno no quiere tener algo de dificultad es preferible prender la luz.
Así que transamos, te digo que cuentes hasta 30 y en ese medio segundo debo hacer todo aquello que tengo previsto. Felizmente tu madre no es de maquillarse ni de quedarse muchos minutos frente al espejo, además el apuro es ingrediente principal de nuestra rutina diaria.
En fin van apareciendo nuevas cosas y en ese momento debemos pensar como solucionarlas.
Pero esa campaña de ahorro energético que has empezado te hace sin lugar a dudas miembro honorario de green peace y/o de alguna otra organización ambientalista.
Es que el anochecer significa algunas cosas más allá que la propia oscuridad, suponemos que es el hecho de dormir aunado a quedarte sola en tu cuarto.
Por ello cada vez que alguien prende las luces, tú te pones nerviosa y pides a gritos apagarla. Bueno en el día no había problemas, pero en la noche si, eso se convertía en una peleita de algunos minutos donde al final tu quedabas llorando porque no se hacia tu voluntad. Además porque en este mundo del siglo XXI se hace imposible realizar actividades sin la dichosa luz eléctrica.
Hasta que para nuestra suerte empezó el verano y como desde nuestro pequeño departamento tenemos una vista privilegiada al mar, se nos ocurrió decirte que cuando el sol ya se ocultaba era imprescindible prender las luces, porque el ya se tenia que ir a descansar.
Ahora este hecho se ha convertido en todo un ritual, cuando el sol esta casi a nivel del mar tu te quedas prendida a la ventana y le empiezas a gritar: “adiós señor sol”, apenas este desaparece del horizonte tu vas corriendo y empiezas a prender TODAS las luces del departamento (bueno te fuiste al otro extremo).
Pero en el día y antes que el sol se oculte no lo permitas, esto se nos complica porque la luz del baño si o si la tenemos que prender porque en el sitio donde se encuentra esta pieza no entra luz natural y si uno no quiere tener algo de dificultad es preferible prender la luz.
Así que transamos, te digo que cuentes hasta 30 y en ese medio segundo debo hacer todo aquello que tengo previsto. Felizmente tu madre no es de maquillarse ni de quedarse muchos minutos frente al espejo, además el apuro es ingrediente principal de nuestra rutina diaria.
En fin van apareciendo nuevas cosas y en ese momento debemos pensar como solucionarlas.
Pero esa campaña de ahorro energético que has empezado te hace sin lugar a dudas miembro honorario de green peace y/o de alguna otra organización ambientalista.
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