lunes, 6 de diciembre de 2010

GUERRA DE ESTRATEGIAS – DEMOSTRACION DE TU ARTILLERIA PESADA


Debo confesar que hasta el viernes seguías durmiendo en la cama de papá y mamá. Desde muy chiquita ya dormías en tu habitación pero con la excusa de: “solo esta noche porque esta enferma” te fuiste quedando en nuestra cama hasta la fecha.

El viernes tanto papá como yo salíamos a reunirnos con nuestros amigos (él con sus amigos de colegio y yo con mis entrañables amigas “especiales”) el fue a recogerme y de allí partimos a recogerte a la casa de la abuela. Cuando papá te metió al auto tú por unos segundos abriste los ojos y después seguiste durmiendo.

Llegando a la casa te metimos a tu cama y con los ojos cerrados nos dijiste: Quiero ir a la cama de papá y mamá. Como ya era muy tarde y para evitar que te despiertes del todo te llevamos a nuestra cama. Papá para probarte te pregunto: Mika ya estas en la cama de mamá y papá ¿te quieres quedar? Tu respondiste: si y el para asegurarse si tu respuesta no era solo por decir algo te volvió a preguntar ¿quieres que te lleve a tu cuarto? Y tu le respondiste: no quiero.

Realmente este tema me estaba causando mucho remordimiento, pero no encontraba el momento ideal para que ya durmieras en tu cuarto. El sábado estaba súper cansada y tu no querías dormir, te pedí de todas las maneras posibles que te acostarás, pero a ti mis indicaciones te entraban por un oído y se te salían por el otro. Entonces pensé que debía hacer algo que te obligará a mejorar tu comportamiento.

Así que te dije Mika si sigues saltando de aquí para allá, te llevo a tu cuarto, pero no me hiciste caso alguno y seguiste en lo tuyo, así que te lleve a tu cuarto y allí comenzó el pleito. Comenzaste a llorar, insistentemente que me decías: mamá ven y como yo no te hacia el menor caso, recurriste a una táctica vieja “me hice la pichi”, “a cambiar calzón”. Papá estaba en la cocina y él no intervenía (usualmente nos comportamos así, si el pleito es entre tú y él, yo tampoco intervengo).
Mientras tu seguías llorando (para ser más exacta gritando), él vino hacia nuestro cuarto y yo le pregunte si de verdad te habías orinado y el me dijo que no, que tal vez eran unas gotitas porque al menos no había indicios de algo mojado en tu pantalón.
Mientras tanto tú seguías gritando (yo estaba esperando que te calmarás para ir junto a ti) y comenzaron las amenazas:
Hice la pichi, ……..escupí en piso, ……me como los mocos, ……….mordí la mano,……………he golpiado la cabeza. La verdad que más que impotencia, todas estas frases me causaban risa porque evidenciaste muy bien que sabes bien que conductas no debes tener, pero las gritabas en voz en cuello para que yo fuera, en definitiva algo así como: mira lo que hago para que vengas, porque se de sobra que ese comportamiento no te gusta, que mucho antes te sacaban de tus cabales.

Como no te hice caso alguno, entonces viniste junto a mi cama y volviste con las amenazas, como yo estaba de espaldas y las tretas no hicieron efecto alguno, tú hecha un Enola Gay arrojaste tu amenaza mayor: te hiciste la pichi.
Bueno por el ruido no me cabía la menor duda. Así que me levante te lleve a tu cuarto, te saque la ropa, te lleve al baño para lavarte y finalmente volvimos a tu cuarto para cambiarte, en todo ese trayecto me mostré tranquila (hasta hoy me asombro como haz hecho que se desarrolle mi inteligencia emocional).
Fuimos a mi cuarto y te hice limpiar (no con la intensidad que hubiera querido pero era una forma de demostrarte que todo lo que tu ensucias lo limpias).
Una vez limpio el lugar, me puse a tu nivel, te mire a los ojos y muy calmadamente te dije: Bueno Mika, las niñas que se orinan en el suelo, se van a dormir a su cuarto. Otra vez te desesperaste y empezaste a gritar, pero las posibilidades de que diera mi brazo a torcer eran nulas, así que te lleve a tu cuarto. Habrás vuelto unas 10 veces a mi cuarto y las diez veces te regrese al tuyo.

Como eran ya un poco más de la 12 de la noche, el cansancio de comenzó a vencerte, cuando dejaste de venir y sentíamos que tu voz era cada vez menos fuerte, papá se acercó a tu cuarto y me comentó que en los últimos 5 minutos tenias los ojos cerrados pero seguías protestando.

En la mañana, te levantaste de buen humor y no tocamos el tema. Ya en la noche muy fresca me dijiste quiero dormir en el cuarto de mamá y papá, te dije que no que ya eras grande y debías dormir en tu propio cuarto, el pedido constante no duro mucho ya que te diste cuenta que no iba a cambiar de opinión, por ello la última vez que te dije vamos para que duermas en tu cuarto, tu agregaste… con mamá. Yo acepté y después de algunos minutos de dormiste sin chistar.

3 comentarios:

maria gloria dijo...

Rosio te admiro y te felicito tambien con mis hijos era asi, pero con jazmin pienso por la edad soy mas blanda ahora el lolo su abuelo si es mas duro y no sabes como él con una palabra consigue todo, muchos besitos a Mika

Cristina dijo...

Pues estamos buenas,entre Natalia y Mika,ja,ja,ja...menudo caracter tienen las princesas¡

Programa de Desarrollo Psicosocial dijo...

Hola Rosio, que buenos recursos tiene Mika! este es uno de los procesos más difísiles. Es necesario mantenerses firmes y no claudicar, por su autonomía y el de la familia también.Saludos, Carmen