¡¡¡ VICTORIA !!!

Hija, ves esta foto, yo soy la que esta vestida con el uniforme de color rojo. Fue tomada en las actividades iniciales de la empresa donde actualmente trabajo y donde por más de 12 años me vengo desarrollando profesionalmente.

Esta foto me la acaba de enviar, el que fue mi gerente de operaciones por muchos años, es el Sr. que tiene camisa blanca, bigotes y esta un poco subidito de peso. Contemplarla me hizo retroceder en el tiempo me hizo aflorar una serie de sentimientos, pero el más intenso es el orgullo que tengo de haber empezado desde abajo. De haber ocupado uno de los puestos más rudos que hay en mi empresa, ya que se trabaja en turnos diurnos y nocturnos, muy expuesto a los residuos (basura) en un clima inclemente, con maquinaria pesada y al mando de hombres machistas por naturaleza y de escaso nivel educativo, algunos excepcionalmente con algún antecedente delictivo.

La estadía en este puesto me enseñó mucho, no solo a gritar a los cuatro vientos que podemos hacer las mismas cosas que los hombres sino también a demostrarlo con hechos. A “ostentar” valentía aunque por dentro literalmente me orinará de miedo, a respetar a la gente, a comprender sus problemas a pactar con ellos y encontrar un punto de equilibrio entre los intereses de la empresa y el beneficio de los trabajadores.

Me brillan los ojos cuando muchos de ellos se me acercan y me preguntan Ud. era la que trabajaba vestida de rojo o cuando regreso a las instalaciones operativas y la mayoría de los trabajadores se me acerca, me saluda, bromeo con ellos, les pregunto por su familia eso permite una apertura mayor que en algunos casos hace que me cuentan cosas que su actual jefe debió solucionar y no lo hizo.

Eso permite que con conocimiento de causa yo pueda discutir estas situaciones en las reuniones de la plana mayor, para definir acciones que eliminen o minimicen los problemas.

Pero retomemos la plática de mi ex-gerente de operaciones. Siempre me pregunta por ti, él no sabe nada de tu “condición”, no porque yo quiera ocultarlo sino que nunca hemos tenido una conversación que me permitiera tocar el tema con él.

El te llama VICTORIA, veinte mil veces le he dicho que no te llamas así, pero el terco no da su brazo a torcer y siempre te vuelve a mencionar como VICTORIA. (¿Cómo esta Victoria?, dale de mi parte un beso a Victoria, esto es para Victoria, que dice la mamá de Victoria, etc, etc). Ahora ya no le corrijo porque pienso que es una predicción al hecho de alcanzar con éxito tu autonomía (validamiento), bienestar e independencia.